La muñeca

Author: Petterjuice / Etiquetas:



Ese día hizo muchísimo calor, transcurría el mes de diciembre, en los alrededores de un
pequeño pueblo, al norte de nuestro país, justamente en la chacra de los viejos Solís.

Estos se fueron a vivir a la ciudad debido a su edad dado que ya no podían realizar el arduo trabajo que el campo demandaba, tenían dos hijos varones, el mayor, Néstor casado con
María, ambos tenían una hija de cuatro años llamada Cristina y el menor de sus hijos, Leandro, soltero, éste vivía con sus padres , había abandonado sus estudio terciarios, era
Irresponsable, evitaba todo lo que tenia que ver con el trabajo, y siempre andaba en líos de polleras
Néstor vivía con su familia en la ciudad, pero la empresa en la que trabajaba presentó quiebra y lo despidieron, a partir de entonces, le resultó imposible conseguir otro trabajo.
Si bien María ayudaba en la economía del hogar, haciendo trabajos de costura, al no trabajar Néstor, realmente esos pocos pesos no alcanzaban para nada, fué entonces que consideraron que lo mejor sería hacerse cargo de la chacra.
Rápidamente se mudaron, la situación era extrema, no se podía dilatar más, pués ya finalizaba el tiempo de la siembra de soja.
Llegaron al campo, la casa era amplia, constaba de dos dormitorios , un baño,y lo más confortable era la cosina-comedor revestida con machimbres, los grandes ventanales con las cortinas floreadas ofrecían aires de libertad y el remate eran los muebles de algarrobo con una enorme mesa con sus sillas en el centro.del ambiente

Afuera en el patio, se destacaba un viejo aljibe, de donde sacaban el agua para todo uso. Al costado de la casa un naranjero les regalaba su fresca sombra, en esos días de tanto calor. Al fondo del patio se encontraba el galpón, donde se guardaban las herramientas de trabajo, los vehículos, y algunos productos que se cosechaba en la chacra, mucho más al fondo un monte de espinillos era el deleite de algunas cabras y de algunas gallinas que anidaban en los matorrales.
Todos se sentían muy felices en ésa casa .Néstor había recuperado su buen humor, del que siempre hacía gala, tarareando alguna canción, silbando o riéndose de las cosas más simples.
Si bien sabía que el trabajo era pesado no tenia patrón a quien responder. Una vez a la semana podía concurrir a la ciudad a tomar clases sobre el cultivo en hidroponía.
María también estaba contenta con el hecho de haberse mudado al campo, tenía todo el tiempo para disfrutar de su esposo y de su hija,levantarse al amanecer y mantener largas charlas con su esposo, antes de que éste comenzara su labor en el campo..El día transcurría realizando tareas tan simples pero importantes, como dedicarse al cultivo de verduras en la huerta situada detrás de la casa, criar gallinas que le proveían de carne y abundantes huevos, algunas de cuales las tenía en el gallinero y otras escapaban al montecito cercano y ponían sus huevos en los yuyales.Podía disfrutar de la privacidad que le negaba la ciudad,beber pausadamente el tiempo que cálidamente transcurría sin la inequívoca rutina, ahora cada instante era mágico,desde sacar el pan del horno de barro, como el momento de juntar, con Cristina, los huevos de las gallinas en sus nidales., contando siempre con la compañía de tres perros , propiedad de sus suegros y que prontamente se adaptaron a sus nuevos dueños.
Cristina tuvo que adaptarse a la nueva vida, pues allí no había televisión,una de las cosas que disfrutaba era su muñeca de trapo, que le había regalado su abuela, a la que bautizó con el nombre de Pepa.la misma era su compañía de todo momento,de tanto arrastrarla habia perdido un ojito de plásticoy de su melena roja, pocos pelos quedaban y ni hablar de su ropa, se ponía en evidencia de aquello que hay amores que matan,también se deleitaba en correr a las gallinas con sus pequeños pollitos,que parecían de peluche, contemplar las mariposas multicolores que se acercaban a libar el néctar de las flores, y la tarea de tirarle la cola a los perros, los cuales la soportaban y se dejaban torturar con gusto.
Comenzaba el tiempo de la siembra de la soja .Néstor sabía que la cosecha dependía de su arduo trabajo, pero esencialmente el mérito sería de las lluvias a tiempo, y en su justa medida, porque generalmente, llovía demasiado mucho, o demasiado poco, lo que era terrible.
Por eso él no escatimaba esfuerzos para realizar su trabajo, arar la tierra la cual la hacia con un viejo tractor, adquirido en tiempos de bonanza, cuando el trabajo del campo era más remunerativo, con el mismo debía romper los surcos con el arado, que iba dejando detrás de sí, como estela en el mar, a una diversidad de insectos y gusanos, que atraían la presencia de distintos pájaros que se alimentaban de ellos.
Era un lindo espectáculo, contemplar el cielo, sin ninguna nube, plácido, límpido.
Sólo molestaba el calor, ése calor que le hacía transpirar tanto, porque además del calor ambiente, la cabina del tractor recibía el calor del recalentado motor y gruesas gotas de transpiración surcaban su rostro, el cual rato a rato se secaba con un pañuelo que ya estaba totalmente empapado, cuando lo guardaba en el bolsillo de su pantalón, rozaba con sus manos, un enorme cuchillo que siempre llevaba en la cintura-por las dudas, nunca se sabe, decía, además el cuchillo para el hombre de campo resulta ser una herramienta totalmente indispensable, murmuraba para sus adentros.
Mientras Néstor trabajaba, pensaba en su hermano Leandro de la manera en que éste comenzó a frecuentar la casa.Era su hermano menor, el mimado de sus padres, dotado de un físico impresionante con un rostro armonioso poseedor de unos labios sensuales los que regalaban una cautivante sonrisa.
Lo extraño de todo esto era que Nestor siempre venía los dias viernes a la noche cuando
Néstor iva al pueblo , al colegio nocturno a estudiar sobre el cultivo de hidroponía.
Partía de su casa a las veinte horas aproximadamente y regresaba a las veintitrés horas.
El crepúsculo pintaba de naranja el cielo cuando emprendió el regreso a su casa,el horizonte se presentaba tan espectacular, con esos cambios lentos y permanentes, de pinceladas multicolores ,regalando a la vista un cuadro cósmico de inapreciable belleza, que amerita a un momento de paz y reflexión .Llegó como de costumbre muy cansado, no tanto por el trabajo realizado, sino por el agotador calor que le ocasionaba mucho dolor de cabeza. Dejó el tractor en el galpón y se dirigió a su casa.
María preparaba la cena y su hija Cristina jugaba con sus muñecas,regalo de su abuela.
Hacía unos instantes que había dejado la hamaca que papá le instaló en la rama mas grueza del naranjero, que se hallaba al costado de la casa, pero su deleite eran una muñeca, a la cual siempre le hablaba con frases cortas.
Otra cosa que le gustaba era arrimarse al brocal del aljibe, de donde sacaban el aguapara el uso diario.
Para que la pequeña no se cayera habían construído en derredor una reja.
Ese viernes a la noche como de costumbre María preparo la cena temprano y , como también
de costumbre apareció Leandro. Cenaron en un clima distendido, ameno, disfrutaron del lechón asado,con batatas al horno, acompañado de un buen vino tinto, de tanto en tanto, soslayadamente, Leandro dirigía a su cuñada unas miradas intensas y prolongadas, que ella devolvía subrepticiamente y luego daba vuelta la cabeza hacia otro lado.
Su esposo ignoraba totalmente esta situación..
María dió de cenar a Cristina, pollo con puré, la nena se durmió temprano,
Su madre la llevó en sus brazos, la puso en la cama, le puso el camisón, la tapó, y a su costado dejó la muñeca que ella tanto amaba, le dió un beso en la mejilla y regresó al comedor.
Néstor miró su reloj dándose cuenta que era la hora de ir al colegio a la ciudad, se puso su campera, se despidió de su mujer y de su hermano, tomó las llaves del auto, salió a la calle y se dirigió al pueblo.
Al quedarse a solas, los dos se miraron a los ojos, y no pudieron evitar ni controlar esa pasión,
que desde hacía tiempo los embargaba, no pudieron evitar el abrazo anhelado, deseado, sus bocas se buscaron, se encontraron y ya todo fue un torbellino de pasión, amor y locura, apagaron la luz e inevitablemente hicieron el amor sobre la mesa del comedor.
Mientras tanto, cuando aún no habían transcurrido ni veinte minutos de su partida, Néstor, se dió cuenta que se había olvidado, un experimento como tarea que le habían dado la clase anterior para entregar a su profesor.
Inmediatamente giró en u regresando al campo.
Al llegar vió con extrañeza, que las luces estaban apagadas, al entrar al comedor prendió la luz y se encontró con este inesperado cuadro: a su hermano y a su mujer haciendo el amor sobre la mesa.
No lo podía creer, su hermano y su esposa amada lo habían traicionado.
Llevo las manos hacia el cuchillo que siempre llevaba en la cintura , Maria espantada salió afuera, mientras Leandro huía hacia el galpón ubicado a pocos metros de allí..
Néstor alcanzó a Maria, la empujó y esta cayó al suelo, entonces le asestó varias puñaladas en el cuerpo, el parecía oír muy a lo lejos los gritos desgarradores de su esposa, su corazón latía tan fuerte que parecía salírsele del pecho, sentía sus manos heladas, el tiempo adquirió otra dimensión, estaba en otro espacio, sus pensamientos eran incoherentes.
Solo volvió a la realidad cuando el cuerpo de su esposa estaba inerte, y sin saber que hacer la levanto en sus brazos, y sin atinar a otra cosa vió el aljibe y la lanzó dentro,
Luego salió corriendo sin rumbo, a cualquier lado.
Miró el montecito de espinillos que se encontraba medianamente cerca y hacia allí corrió.
Al otro día Cristina despertó, se encontró sola en la cama, llamó a su mama y no recibió respuesta alguna, afuera, aun se escuchaban los últimos cantos del gallo puesto había amanecido totalmente, toda la chacra se vestía de luz , las gallinas comenzaban cacarear pidiendo el alimento que María les daba siempre al amanecer, desde el montecito se sentía el canto de los distintos pájaros de la zona.
Pero a pesar de tanta belleza, la brisa calurosa que corría, traía consigo malos presagios que los
perros percibían, los mismos entraron al dormitorio, se encontraban inquietos y daban unos gemidos como de lamento, la nena bajó de la cama llorando cada vez más fuerte, tomó en sus brazos a su muñeca y descalza se dirigió al patio .
Salió corriendo, tropezó y cayó, al levantarse notó que los perros la seguían , se limpió los mocos con la manga del camisón, nuevamente llamó a su madre con fuertes gritos, al ver el aljibe, y como siempre le gustaba tanto mirarse en sus aguas ,se dirigió a el, tomo las rejas con sus manitas y en el agua buscó su rostro, pero con sorpresa vió el cuerpo de su mamá flotando en el pozo, vió su rostro en el que todavía se dibujaba una expresión de terror, y sin saber que hacer, de que manera ayudarla ,le dijo: mami , mamita ,¿Qué te pasa que estas tan asustada?, y arrojándole la muñeca susurró: tomá, mamita para que juegues.

0 comentarios: